viernes, 18 de febrero de 2011

El sastre volador


Allá por 1912, el sastre suizo Franz Reichelt tenía 33 años y vivía en París, ciudad en la que gozaba de gran reputación. Franz era un tipo trabajador e inquieto: inspirándose en los diseños de Leonardo Da Vinci, creó un traje que, según él, le permitiría volar igual que un murciélago (el personaje de Batman es de 1939, así que no se puede culpar al millonario enmascarado de la idea que tuvo el creativo Franz).
Para probar su invento, vistió con él a un muñeco y lo lanzó desde lo alto de la Torre Eiffel. El muñeco cayó a plomo y se estampó contra el suelo. Y aquí llegó el momento crucial: Franz, incapaz de reconocer el fracaso, adujo que el muñeco, por ser incapaz de abrir los brazos, fue el responsable de la fallida prueba, no su traje. Con el piloto adecuado, el traje volaría. En un derroche de cabezonería, decidió lanzarse él mismo desde lo alto de la Torre Eiffel para entrar en la historia.
Las autoridades, por supuesto, le dijeron que tararí: no iban a dar su anuencia para un suicidio. Pero tanto y tanto insistió Franz que, al final, tras hacerle firmar un documento que exoneraba de toda responsabilidad a la policía y demás responsables públicos, le permitieron asombrar a la humanidad.
El 4 de febrero de 1912, bien temprano, llevó a cabo su experimento, registrado por los dos cámaras que le acompañaron. Aquí abajo tenéis el vídeo. A mí, personalmente, me da la sensación de que, justo antes de saltar, el pobre se habría echado atrás si no se hubiera sentido obligado, llegado a ese punto, por el "honor".