lunes, 22 de febrero de 2010

La cartera del mono


Un buen amigo –a quien para mantener en el anonimato llamaré 'El Tony'– me contó hace unos días la historia de un experimento que pone de manifiesto, una vez más, la superioridad del mono sobre el hombre en ciertos aspectos intelectuales.
Hace unos años, en Wall Street se les ocurrió la idea de que un mono bien podría sustituir a los brokers y llevar a cabo sus tareas con mayor éxito. Así, cogieron a un chimpancé no especialmente brillante, le entregaron unos dardos y lo situaron frente a una pared en la que estaban colgadas las páginas de valores del 'Wall Street Journal'. El chimpancé dio un par de volteretas, bostezó, se rascó un sobaco y, finalmente, lanzó los dardos. Los analistas formaron una cartera con los valores sobre los que habían caído y se comparó su evolución con la de carteras creadas por prestigiosos expertos bursátiles. Por supuesto, la cartera del mono superó con creces la rentabilidad de las demás. Concretamente, el chimpancé obtuvo un 85% más de beneficio que la media de los índices bursátiles americanos durante aquel año. ¿El comportamiento de los mercados es completamente aleatorio? ¿O el mono era más listo de lo que todos imaginaban y tenía muy buena puntería? A mí me gusta quedarme con la segunda opción.