martes, 25 de mayo de 2010

Escuadrón 731


Es muy conocida la figura del doctor alemán Josef Mengele, 'El Ángel de la Muerte', y sus terribles experimentos médicos llevados a cabo en Auschwitz. Pero, durante la Segunda Guerra Sino-Japonesa (1937-1945), los japoneses lo superaron en crueldad. En los campos de concentración nipones, los chinos fueron masacrados sin piedad y empleados como cobayas en innumerables experimentos.
El Ejército Imperial Japonés creó, oficialmente, el Laboratorio de Investigación y Prevención Epidémica (coloquialmente conocido como Escuadrón 731), que, simulando ser una instalación para la purificación de agua, se instaló al sur de la ciudad china de Harbin. En realidad, la persona al mando, el teniente general Shiro Ishii (a quien podéis ver en la foto de más abajo), doctor en medicina y microbiólogo, tenía la misión de experimentar con armas biológicas y químicas para lograr decisivos avances en estos campos. Como buen japonés, Ishii se aplicó en su trabajo con un ímpetu tal que decidió ampliar sus campos de estudio y analizar los límites de la resistencia humana...
Entre los experimentos que llevaron a cabo sobre prisioneros militares y civiles de la zona, fueron comunes las vivisecciones realizadas sin anestesia (puesto que su uso podía alterar los resultados de los experimentos y, al fin y al cabo, los prisioneros estaban atados) a hombres, mujeres e incluso bebés, a quienes se les extirpaba un órgano determinado para observar cuánto tardaban en morir sin él. También amputaban extremidades para estudiar la pérdida de sangre sufrida y, después, se volvían a unir al cuerpo, pero en el lado contrario, para ver qué pasaba. En algunos casos, congelaron brazos y piernas de un sujeto para luego descongelarlos y analizar el efecto de la gangrena si no recibía tratamiento alguno. A algunos prisioneros, les extirparon el estómago y les ligaron directamente el esófago a los intestinos, para ver qué tal les iba sin digerir los alimentos.
Más tarde, a los científicos japoneses se les ocurrió que podían probar los efectos de las armas convencionales sobre los chinos para intentar mejorar su eficacia. Así que ataron a cientos de chinos a postes y usaron sobre ellos lanzallamas y granadas, desde varias distancias y arrojadas con diferente ángulo de impacto.


En el campo de la guerra biológica, se dedicaron a inyectar diferentes patógenos a los prisioneros para averiguar la velocidad con la que sus defensas fallaban y a algunos los infestaban con pulgas para que criaran en sus cuerpos las suficientes para poder ser utilizadas en masa como arma. Pero pronto se dieron cuenta de que tenían un problema en la guerra biológica: ¿cómo saber qué tal se expandiría una epidemia fuera de un laboratorio, en el mundo real? Así que... exacto: el Escuadrón 731 llevó a cabo ataques biológicos sobre la población china de los alrededores, bombardeándolos con ropa infectada y provisiones contaminadas. Se calcula que 400.000 chinos murieron por las epidemias de cólera, ántrax y peste bubónica que causó el Escuadrón 731.
Entre tanto, dentro del laboratorio, los doctores colgaron a prisioneros cabeza abajo para ver cuánto tardaban en morir asfixiados; a otros les inyectaron aire en las arterias para cronometrar cuánto tardan en aparecer los síntomas de una embolia; a otros les inyectaron orina de caballo en los riñones; otros fueron situados en cámaras de vacío hasta que morían; otros, en máquinas centrifugadoras que los hacían dar vueltas hasta la muerte; a unos pocos les inyectaron agua de mar en las venas para ver si podía ser un sustituto de la solución salina... Cualquier cosa que se pudieran imaginar, cualquier pregunta médica que se plantearan la llevaban a cabo con los chinos.
Y aprendieron mucho. De hecho, aprendieron tantas cosas con sus salvajes experimentos que, cuando acabó la guerra, el general americano Douglas MacArthur, de forma secreta, concendió inmunidad a todos los doctores del Escuadrón 731 a cambio de los valiosos datos de sus investigaciones.

viernes, 21 de mayo de 2010

¡Alístate en el Ejército de Ucrania!

El Director de Comunicación de las Fuerzas Armadas de Ucrania estaba preocupado: necesitaban soldados, nuevos reclutas voluntariosos. Para ello, iba a lanzar una campaña publicitaria en la televisión, pero... ¿cómo convencer a los jóvenes varones de la nación para que se alistaran? Tras unos minutos de profunda reflexión, echó mano de sus recuerdos de juventud y dedujo las tres cosas que todo hombre anhela: trabajar con contrato, fardar de coche y ligar mogollón. El siguiente vídeo es el spot que emitieron. (Dedicado al público ucraniano de este blog. ¡Hola, Natalia!).

domingo, 2 de mayo de 2010

¡Qué bonito es Israel!

Hoy, Día de la Madre, la mía me ha pedido que actualice el blog, de modo que, como es domingo, día festivo y no me apetece darle a la tecla más de lo necesario, aquí os pongo el mejor videoclip de los últimos 70 años. Esta joya musical está interpretada por tres artistazos peruanos (Delfín hasta el Fin, Wendy Sulca y la Tigresa del Oriente) que comparten preocupación por la imagen que de Israel (¡qué bonito es!) tienen en Perú. Dedicado a mi hermano Jesús (que sé que le encanta) y a Mr. Zhukovsky (que sé que le encantará).

sábado, 17 de abril de 2010

El informático en la Edad Media

Cada vez que aparece en el mercado un nuevo sistema operativo, una versión mejorada de un determinado software o incluso un nuevo soporte, la inmensa mayoría de los usuarios nos volvemos monos intentando desentrañar y comprender su funcionamiento. Por fortuna, siempre hay un amigo informático que nos echa un cable. Y esto es así desde el comienzo de los tiempos. Aquí os adjunto un vídeo de la Edad Media que muestra su función en la época.

domingo, 11 de abril de 2010

La leyenda de Mike, el pollo sin cabeza


¿Puede un animal sobrevivir 18 meses sin cabeza? La respuesta es que sí. El 10 de septiembre de 1945, Mike, un valeroso pollo de Fruita, Colorado, sufrió una trágica agresión que le privó de su testa. Concretamente, Lloyd Olsen, su dueño, había decidido ventilárselo para la cena.
El Señor Olsen agarró el cuchillo, inmovilizó a Mike y, pretendiendo dejar la mayor parte de cuello posible (la parte del pollo que más le gustaba a su suegra), descargó un terrible tajo, seccionándole limpiamente la cabeza. Una vez decapitado, Mike aleteó dos veces y se fue tan tranquilo de vuelta a su corral.
Mr. Olsen había visto en otras ocasiones a pollos que se movían un rato tras perder la cabeza, aunque sospechó que algo raro pasaba cuando Mike intentó esconder su inexistente cabeza bajo un ala y comenzó a piar. Por supuesto, no logró emitir más que un ruido de gárgaras procedente de su esófago abierto, pero Mike sobrevivió no sólo aquella noche, sino toda una semana, alimentado mediante una pipeta.

Fascinado por esa maravilla de la biología, Mr. Olsen se lo llevó a la gran ciudad para que lo examinaran en la Universidad. Y allí dieron con la explicación: el golpe no había sido tan limpio como parecía, y no había seccionado la yugular. Además, Mike conservaba una pequeña parte de cerebro y un oído. Lo justo para vivir.
Mr. Olsen comenzó a cobrar entrada por enseñar a Mike, a razón de 25 centavos el vistazo. Y llegó a ganar 4.500 dólares de la época al mes. Por desgracia, Mike perdió la vida al atragantarse con un grano de maíz un año y medio más tarde. Pero en su ciudad aún celebran un día en su honor, como homenaje a sus ganas de vivir.

miércoles, 3 de marzo de 2010

La isla de las serpientes


Brasil. Estado de Sao Paulo. No muy lejos de la costa, una pequeña isla de apenas 3 kilómetros cuadrados y escarpado relieve permanece completamente desierta... ¿Desierta? No, porque en cada metro cuadrado de la isla conocida como Queimada Grande habitan 5 serpientes terriblemente venenosas. La golden lancehead es un ofidio en peligro de extinción que habita únicamente en esta isla y cuyo veneno tiene la divertida facultad de hacer que tu carne se pudra hasta los huesos. El ejército brasileño, con buena lógica, prohíbe el acceso a la ínsula porque cada visita humana se convierte en tragedia. La única estructura construida en la isla es un faro. ¿Quién lo hacía funcionar? Un farero, que vivía allí con su familia. ¿Qué pasó con el farero y su familia? Que una noche las serpientes asaltaron su casa y se los comieron a todos.
Un pescador que osó acercarse demasiado con su bote a la orilla de Queimada Grande sufrió idéntica suerte: sólo encontraron un esqueleto y restos de sangre en su barca.
Y seguramente te preguntarás: "¿Cómo es posible que sobrevivan tantas serpientes de la misma especie en una isla sólo habitada por ellas? ¿Acaso se comen unas a otras?". Pues no: lo que pasa es que tienen un metabolismo extraordinariamente lento y les basta con comer una o dos veces al año. Y tienen la suerte de que su isla se encuentra en plena ruta de retorno de las aves migratorias que, ignorantes del peligro que las acecha, se detienen a descansar un ratito en la isla. En cuanto posan una pata, están muertas.

lunes, 22 de febrero de 2010

La cartera del mono


Un buen amigo –a quien para mantener en el anonimato llamaré 'El Tony'– me contó hace unos días la historia de un experimento que pone de manifiesto, una vez más, la superioridad del mono sobre el hombre en ciertos aspectos intelectuales.
Hace unos años, en Wall Street se les ocurrió la idea de que un mono bien podría sustituir a los brokers y llevar a cabo sus tareas con mayor éxito. Así, cogieron a un chimpancé no especialmente brillante, le entregaron unos dardos y lo situaron frente a una pared en la que estaban colgadas las páginas de valores del 'Wall Street Journal'. El chimpancé dio un par de volteretas, bostezó, se rascó un sobaco y, finalmente, lanzó los dardos. Los analistas formaron una cartera con los valores sobre los que habían caído y se comparó su evolución con la de carteras creadas por prestigiosos expertos bursátiles. Por supuesto, la cartera del mono superó con creces la rentabilidad de las demás. Concretamente, el chimpancé obtuvo un 85% más de beneficio que la media de los índices bursátiles americanos durante aquel año. ¿El comportamiento de los mercados es completamente aleatorio? ¿O el mono era más listo de lo que todos imaginaban y tenía muy buena puntería? A mí me gusta quedarme con la segunda opción.

martes, 19 de enero de 2010

Discordianismo


A finales de los años 50, en California, un mono se les apareció a Omar Ravenhurst y Malaclypse el Joven mientras bebían café en una bolera. El chimpancé les reveló el secreto que desmontaba todas las religiones, y así nació el Discordianismo.
La realidad es puro caos y el orden es puramente aparente, creado únicamente por la actividad de la mente, que tiende a clasificar las experiencias en esquemas ordenados.
El hombre tiene una serie de sensores (vista, oído, gusto, olfato y tacto) que le proporcionan una serie de datos desestructurados (sensaciones); es decir, percibe el caos a su alrededor. Luego, para que el hombre pueda interactuar con su entorno, necesita ordenar esos datos e interpretarlos, para así poder determinar los comportamientos que debe tener en presencia de dicha información. Esto lo logra mediante una serie de conceptos que él mismo irá modificando según sus experiencias. Es decir, que necesitamos conceptos (como, por ejemplo, "balón de fútbol") para interpretar nuestras percepciones de datos caóticos (como, por ejemplo, ver un objeto esférico blanco con un mosaico de formas pentagonales en su superficie). Las filosofías occidentales buscan "la verdad" a base del contraste y perfeccionamiento de estos conceptos artificiales creados por el hombre para ordenar el caos real que le rodea.
¡El orden y el desorden no son sino conceptos artificiales creados por nosotros mismos, pero necesarios para saber cómo debemos actuar, para provocar un comportamiento determinado! Por ello, hablar de una verdad objetiva, ajena al ser humano y su percepción subjetiva, carece de significado. Dicho más claramente: si es imposible interpretar la "realidad" (que no es sino el caos de sensaciones que percibimos) de una forma objetiva, esa "realidad" se convierte en una farsa. ¿Por qué no crear y usar el concepto que más nos guste sin olvidar que sólo es un concepto?


Las religiones, como cúmulo de creencias y normas basadas en conceptos creados por unos cuantos y transmitidos a otros por cercanía física, cultural o social, son, según el Discordianismo, pequeñas farsas... no por ello malas, en absoluto. Lo que propone el Discordianismo es sencillo y divertido: ¿por qué no vivir la "realidad" que más nos apetezca, practicar la religión que más nos atraiga, sin olvidar nunca que es una alegre pantomima y, por tanto, sin tomarnos la vida más en serio de lo que se toma ella a sí misma y sin pretender destruir a los que no piensan como nosotros? Un discordiano siempre está preparado para ponerse en contra de sus propios argumentos, porque sabe que no son reales y porque así es más divertido (o no).
Tras estas ideas reveladas por el mono, Malaclypse el Joven decidió escribirle un telegrama al dios Jehová Yahweh, despidiéndole por su incompetencia y pidiéndole amablemente que no le usase como referencia para buscar un nuevo puesto de trabajo.

jueves, 14 de enero de 2010

Turkmenbashi, el ególatra que soñaba con palacios de hielo en el desierto


Han pasado ya tres años desde que falleciera Saparmurat Niyazov, dictador de facto (aunque su cargo era el de Presidente) durante más de dos décadas de Turkmenistán. Era un personaje muy peculiar. Y estaba bastante zumbado.
Criado en un orfanato tras perder a toda su familia en un terremoto, Niyazov lideró el Partido Comunista en Turkmenistán y, cuando en 1991 la nación se independizó de Rusia, él se proclamó Presidente de la República de forma vitalicia.
Al parecer, tenía fijación con "la identidad cultural perdida" del pueblo turcomano tras tantos años de dominio soviético, así que se autonombró Turkmenbashi ("líder de todos los turcomanos") y se lanzó a promulgar leyes para defender lo que él consideraba la auténtica cultura de su pueblo. Dicha fijación, unida a su excentricidad y megalomanía, le llevó a dictar una serie de leyes absurdas que ni Woody Allen habría sido capaz de imaginar: clausuró la ópera, el ballet y el circo; prohibió hacer playback en los conciertos, en la televisión y en las bodas; prohibió encender la radio en los automóviles; prohibió que los jóvenes llevasen barba o pelo largo; cambió de nombre el mes de enero y el de abril, que pasaron a llamarse Turkmenbashi (en honor a sí mismo) y Gurbansoltan (el nombre de su difunta madre); estableció como Fiesta Nacional el 19 de febrero (su cumple); decretó la existencia de un nuevo ciclo vital, según el cual la infancia terminaba a los 13 años, la adolescencia a los 25, la edad adulta a los 49, la fase profética a los 61, la fase inspiradora a los 73 y la vejez no comenzaba hasta los 85 años; suprimió el juramento hipocrático de los médicos y lo cambió por un juramento a él; prohibió las fundas dentales de oro porque quedaban muy feas; cerró todos los hospitales excepto el de la capital porque quería que los enfermos se acercasen a él; declaró fuera de la ley las enfermedades infecciosas, entre ellas el cólera y el sida; ordenó construir numerosas estatuas de sí mismo hechas de oro y de ¡trozos de meteorito! por todo el país (había una en medio del desierto, incluso; él estaba en contra de verse en todas partes... "Pero es lo que la gente quiere", dijo), algunas de las cuales giraban según la posición del sol para que ninguna sombra cayese nunca sobre su rostro...


Además, escribió el 'Rujnama' o 'Libro del Alma', una obra político-religiosa que estableció como obligatoria en la educación. Para acceder a la secundaria, un ciudadano debía sabérselo de memoria, al igual que para ser funcionario (y el 99% de la oferta laboral consistía en puestos de funcionariado). "Aquel que lea tres veces el 'Rujnama' encontrará riqueza espiritual, se volverá más inteligente, reconocerá la existencia divina e irá directamente al paraíso", dijo Niyazov sobre su obra.
Su jeto aparecía en los billetes, en las alfombras, en las fachadas, en los cuadernos escolares y en millares de cuadros. Su nombre, en aeropuertos, escuelas, universidades, hospitales (antes de que los chapara), carreteras, títulos universitarios...


Una de sus últimas ideas descabelladas fue la de construir un inmenso palacio de hielo en el desierto para practicar deportes de invierno... y ahora resulta que de su sucesor, Kurbanguly Berdymukhamedov (en la foto de abajo), se sospecha que es hijo ilegítimo de Niyazov por su gran parecido físico con el ex dirigente. ¡Pobrecicos turcomanos!