martes, 16 de diciembre de 2008

El mito de las huelgas japonesas


¿Qué es una huelga a la japonesa? ¿Trabajar más horas y a más velocidad para generar un exceso de producción que la empresa no pueda colocar en el mercado y sufra por tanto pérdidas millonarias? Pues no. En realidad, lo de que los trabajadores japoneses hacen huelga trabajando más es sólo una leyenda urbana. Un mito. Los japoneses tienen merecida fama de ser muy trabajadores y, por eso, era fácil creerse el bulo. Pero, pensándolo fríamente, ¿no podría una empresa que sufriese una "huelga a la japonesa" simplemente dejar de suministrar materia prima a sus trabajadores para que estos no generasen sobrestock? Lo que sí es cierto es que no utilizan la típica huelga que nosotros conocemos –no ir a trabajar y, por tanto, no cobrar–, sino que, como gente inteligente, recurren a un sistema de protesta mucho más taimado: trabajan las mismas horas que siempre (y, por tanto, cobran lo mismo) pero prestando poca atención a lo que hacen, con lo que los productos contienen más errores y la empresa sufre pérdidas económicas por las devoluciones y, lo que es más importante, pérdida de prestigio por la mala calidad de sus productos. En España sería difícil adoptar este formato de huelga "de celo", ya que hay demasiada gente que la practica como norma sin ni siquiera pretenderlo. Por el lado bueno, en nuestro país no tenemos costumbres empresariales como tener que cantar el himno de la empresa al inicio de la jornada o participar obligatoriamente en actividades lúdicas antiestrés como el disfrazarse de animalitos...

martes, 2 de diciembre de 2008

Stanislav Petrov, el hombre que salvó al mundo del holocausto nuclear


Por muy pocos es conocida la figura de Stanislav Petrov, el teniente coronel de la URSS que, gracias a su sentido común y sangre fría, evitó que nuestro planeta fuera destruido el 26 de septiembre de 1983, fecha del poco difundido 'Incidente del Equinoccio de Otoño'.
En aquella fecha, Petrov se encontraba al mando del búnker Serpukhov-15, el centro militar desde el que se coordinaba la defensa aeroespacial soviética. Su misión era alertar de cualquier ataque realizado por los estadounidenses, lo que daría lugar a la inmediata respuesta nuclear rusa y la consecuente destrucción total. Tres semanas antes, los soviéticos habían derribado un avión coreano de pasajeros que había invadido su espacio aéreo, matando a 269 personas, entre ellos varios americanos. A las 00:14 el ordenador del búnker detectó un misil balístico americano lanzado desde la base de Malstrom (Montana, EE.UU.) y avisó de que alcanzaría la URSS en 20 minutos. Petrov pensó que podría tratarse de un error y decidió esperar. Al poco, las pantallas le indicaron que cuatro misiles intercontinentales más habían sido lanzados y se dirigían hacia su país. ¿Qué hacer? Su deber era alertar para inicar el contraataque masivo, pero su sentido común le llevó a pronunciar una frase que nos salvó a todos: "Nadie empieza un ataque nuclear con sólo cinco misiles". Y estaba en lo cierto: los cinco "misiles" no eran sino reflejos del sol filtrado a través de las nubes que el ordenador confundió con las estelas de misiles nucleares.
Como premio a su decisión, los altos cargos del Ejército soviético le recriminaron por no cumplir sus órdenes a rajatabla y le destinaron a un puesto inferior, a la par que echaban tierra sobre el asunto.