jueves, 30 de octubre de 2008

Acerca del manga


Todos sabemos que el manga son las historietas japonesas, pero hace poco me picó la curiosidad sobre su origen y me estuve informando con un poco más de profundidad. Aquí os pongo algunos datos que me parecen interesantes a modo de culturilla general:
-"Manga" se traduce literalmente como "dibujos caprichosos" o "garabatos" ("man" significa "dibujo" y "ga", "informal").
-El término lo inventó hace 200 años Hokusai Katsushika, un dibujante de ukiyo-e (esos grabados con típicas estampas japonesas; aquí os pongo un ejemplo).

-Durante el periodo Edo (1603-1868), el ukiyo-e evolucionó mucho y dio lugar a las primeras narraciones que se podrían aproximar al manga moderno.
-La unión del ukiyo-e y el estilo occidental de secuencias dio lugar al manga en la era Meiji (1868-1912). Los artistas occidentales se maravillaban de la belleza exótica que les transmitía el ukiyo-e y lo usaron junto a las nuevas técnicas del cómic occidental. Charles Wirgman y George Bigot fueron los representantes más relevantes de esa corriente. Aquí, un detalle de una página de Wirgman:

-Al llegar la Segunda Guerra Mundial, el manga comenzó a verse influenciado por los relatos bélicos, con personajes invencibles. En 1945 las autoridades estadounidenses de ocupación prohibieron este tipo de historietas.
-En la dura posguerra, la industria del entretenimiento floreció como evasión psicológica y aparecieron los "libros rojos", obras baratas de 200 páginas en blanco y negro y con portadas rojas. Osamu Tezuka, triunfó con su primer libro rojo, 'La nueva isla del tesoro', del que vendió más de 500.000 ejemplares.
-En 1988 el manga se popularizó en Occidente gracias a la película 'Akira'.
-Un autor de manga es denominado "mangaka".

martes, 21 de octubre de 2008

Auguste Maquet, el negro de Dumas


Una de las mayores injusticias cometidas en la historia de la literatura es la adjudicación de la autoría de 'Los tres mosqueteros' y 'El Conde de Montecristo' a Alexandre Dumas padre (su hijo también fue escritor, y mejor persona que él). Dumas padre escribió más de 300 obras en su vida, una cantidad de trabajo que se explica con el dato de que llegó a trabajar con 63 "colaboradores", a los que hoy llamaríamos "negros". El mejor de ellos fue Auguste Maquet, quien renunció a que su nombre apareciera junto al de Dumas (mucho más comercial que el suyo) a cambio de una pasta gansa. Maquet organizaba la estructura general del argumento y el primer borrador. Sobre él, Dumas añadía detalles (los editores les pagaban por línea) y descripciones. En una ocasión, Alexandre Dumas padre le preguntó a su hijo: "¿Has leído mi nueva novela?". Y su hijo le contestó: "Sí. ¿La has leído tú?". En 1851, tras diez años de colaboración, Maquet dejó de colaborar con Dumas y, más adelante, le llevó a juicio para reclamarle el dinero que creía que valía su trabajo. El juez no le dio la razón, porque, aunque el trabajo de documentación histórica y la mayor parte del trabajo de escritura era de Maquet, consideró que el "color" lo ponía Dumas. Injusticias de la vida... y la literatura. Aquí abajo tenéis a ambos (Maquet es el de la izquierda).

miércoles, 1 de octubre de 2008

Bartleby: "I would prefer not to"


Herman Melville escribió el relato 'Bartleby, el escribiente. Una historia de Wall Street' en 1853. El protagonista, Bartleby, ha inspirado y servido de ejemplo a hordas de jóvenes apáticos durante siglo y medio y se ha llegado a convertir en el símbolo de la no-acción. Ya se han rodado tres películas inspiradas en el relato, pero hace falta remontarse al origen para comprender la profundidad de Bartleby en toda su potencia...

La historia es narrada por el propietario de un despacho jurídico para el que trabajan tres copistas, a cual más extravagante, y que decide un buen día (desgraciado para él) contratar a un joven pálido y delgado que le parece poseedor del carácter adecuado para realizar la pesada tarea de copiar páginas y páginas de documentos jurídicos que luego deben ser revisados concienzudamente por parejas durante horas. El joven, llamado Bartleby, se muestra silencioso y cortés, aplicado a su repetitiva tarea en un escritorio con vistas a un muro de ladrillo. Pero un día, cuando el jefe le requiere para que revise con él uno de los documentos, Bartleby responde sencillamente: 'I would prefer not to' (Preferiría no hacerlo). Su jefe insiste, pero recibe la misma sencilla respuesta: 'I would prefer not to'. Esta mítica frase, pronunciada con cortesía, desarma a su superior, pues no niega el acatamiento de la orden ni lo concede: simplemente manifiesta el deseo de no llevarla a cabo.

A partir de entonces, Bartleby sólo pronuncia esa frase, rehusando hacer cualquier acción, sin argumentar el motivo ni revelarlo de ningún modo. Además, su jefe descubre un domingo que Bartleby jamás abandona la oficina, ya que, de hecho, vive allí, sin hacer absolutamente nada y... No voy a revelar nada más porque no es cuestión de chafar la historia a quien no la conozca. Podéis leer el relato entero aquí.