miércoles, 16 de julio de 2008

Sobre arañas, timos y Bob Dylan

Escritura Automática es un mundo, superpoblado de manchas, que debe ser visitado una vez en la vida. Para a continuación ser enviado a la Galaxia de los Planetas Literarios Desterrados, junto a Poesías de Juventud y Letras de Canciones Sin Música. Para aterrizar en él, basta con un boli (una pluma no siempre chuta con la fiabilidad que requiere la escritura automática) y un folio en blanco o con cuadritos; o con aquellos divertidos renglones paralelos entre los que no había Dios que ajustase el tamaño de su letra. Se pone la mente en blanco y se empiezan a escribir todas las palabras que se te pasan por la cabeza, sin orden ni concierto. No se trata del "flujo de pensamiento" de Joyce: no es cuestión de expresar los pensamientos según el orden natural y errante que éstos siguen, sino de escribir todas las palabras que saltan de neurona en neurona gritándote: "¡Hey, estoy aquí! ¡Escríbeme, tío!". Por supuesto, no serás capaz de atrapar todas y, si lo haces correctamente (díficil determinar esto), muchas palabras se repetirán. ¿El resultado? Un puto galimatías que no te dirá nada a ti y mucho menos a un lector con un número de DNI diferente del tuyo. Sin embargo, hay autores que han llegado a tirar de nombre para colocar en las estanterías de las librerías volúmenes llenos de sus "pensamientos automáticos". Como Bob Dylan. Su libro 'Tarántula' es un buen ejemplo de escritura automática y una basura literaria talla XXL. ¡CONCURSA Y GANA!: Aquel de nuestros lectores que se lea entero 'Tarántula' y nos envíe una sinopsis correcta de 3 líneas sobre su contenido se llevará un piso en construcción de la promotora Martinsa-Fadesa. ¡Corre!

1 comentario:

PADRE RESPONSABLE dijo...

Qué divertida descripción de la escritura automática has hecho, Pedro. La suscribo. Pero opino que se debe visitar mucho más que una sola vez en la vida. ¡Pero si es de lo más divertida! Y ha sacado a no pocos escritores de bloqueos y pánicos creativos. Está bien: no es material para ir publicando en papelillo de arroz, pero en pequeñas dosis vale la pena la inyección. De nuevo insisto en el buen humor de tus instrucciones para escribir en automático. Si hasta las pegué en las paredes de mi caja de juguete. Suerte y buena letra.