lunes, 30 de junio de 2008

Un mono siempre funciona


La pregunta del millón que todo escritor se hace, después de "¿Cuándo ganaré dinero con esta mierda?", es "¿Cómo puedo enganchar al lector para que no forme una pelotita con un folio lleno de mis bonitas palabras o, peor aún, lo doble por la mitad (para después limpiarse el culo sin arañarse con aristas)? Respuesta corta: "Con un mono". Respuesta larga: "Con un mono y un perro".
Existen, sí, muchas teorías acerca del mejor modo de atrapar al lector: "Empieza por el hecho más triste que se te ocurra"; "Deja siempre claro que una sorpresa sorprendente aguarda al que tenga los huevos de tragarse tus 45 folios de peñazo"; "Haz referencias continuas a tipos 'cool', como House, Risto Mejide o Kung-Fu Panda"... Pero lo único que a mí consigue llamarme la atención sin excepción (porrompompón) es la aparición de un simpático simio o un intrigante can en escena.
Pero un mono no siempre tiene la apariencia que todo el mundo espera; al igual que un perro no tiene porque parecerlo. Basta con que lo sean. En este blog hablaré de muchas cosas, pero en todas las entradas podréis encontrar a ese mono o ese perro que a mí me ha llamado la atención y que espero que a vosotros os enganche (a ver si empiezo pronto a ganar dinero con esta mierda).