viernes, 24 de febrero de 2012

El Biblioburro


Os voy a contar la meritoria historia de Luis Soriano, un profesor de primaria colombiano que cree firmemente en la capacidad que tiene la lectura para transformar a los niños, alejándolos de la violencia y encauzándolos hacia un futuro provechoso.
En los alrededores de la remota población de La Gloria, la pobreza y lo complicado del terreno impedían que los chavales tuvieran acceso a los libros. El acceso con vehículos de motor era impracticable. Así que un buen día, a finales de los años 90, Luis decidió coger dos burros (Alfa y Beto; bien de nombre), cargarlos con 58 libros y recorrer las comunidades interiores de la Colombia caribeña. Así nació el Biblioburro, al que los chavales esperaban siempre con anhelo.
Pero la cosa no quedó ahí. Al principio Luis solo tenía su (buena) voluntad y las donaciones esporádicas de libros de particulares. Pero poco a poco, su iniciativa fue recibiendo más y más apoyo. En 2008, el Biblioburro contaba ya con 4.800 volúmenes (que los sufridos pollinos no cargaban en un solo viaje, no os preocupéis). Una pequeña compañía local donó dinero para que pudiera construir una biblioteca donde alojar todos los libros. El nivel cultural de la zona se disparó. No solo se prestaban libros de aventuras infantiles; también manuales de medicina, novelas de suspense, el diccionario de la RAE... En una ocasión, unos bandidos asaltaron a Luis mientras realizaba su ruta y, al ver que no llevaba dinero, le robaron un libro de Paulo Coelho (desdichados...).



La historia de Luis y sus burros llamó la atención del realizador de documentales Carlos Rendón, quien dirigió un largometraje sobre el tema que se estrenó en 2011, atrayendo nuevos donantes y simpatizantes. En ocasiones, el esfuerzo de una persona puede atravesar montañas y lograr algo realmente grande.

viernes, 5 de agosto de 2011

Minutos musicales

Este blog aún no está muerto, pero su autor tiene mucha plancha. Mientras busca el tiempo necesario para escribir alguna entrada interesante, aquí os dejamos unos minutos musicales. Gracias por vuestra paciencia.

viernes, 18 de febrero de 2011

El sastre volador


Allá por 1912, el sastre suizo Franz Reichelt tenía 33 años y vivía en París, ciudad en la que gozaba de gran reputación. Franz era un tipo trabajador e inquieto: inspirándose en los diseños de Leonardo Da Vinci, creó un traje que, según él, le permitiría volar igual que un murciélago (el personaje de Batman es de 1939, así que no se puede culpar al millonario enmascarado de la idea que tuvo el creativo Franz).
Para probar su invento, vistió con él a un muñeco y lo lanzó desde lo alto de la Torre Eiffel. El muñeco cayó a plomo y se estampó contra el suelo. Y aquí llegó el momento crucial: Franz, incapaz de reconocer el fracaso, adujo que el muñeco, por ser incapaz de abrir los brazos, fue el responsable de la fallida prueba, no su traje. Con el piloto adecuado, el traje volaría. En un derroche de cabezonería, decidió lanzarse él mismo desde lo alto de la Torre Eiffel para entrar en la historia.
Las autoridades, por supuesto, le dijeron que tararí: no iban a dar su anuencia para un suicidio. Pero tanto y tanto insistió Franz que, al final, tras hacerle firmar un documento que exoneraba de toda responsabilidad a la policía y demás responsables públicos, le permitieron asombrar a la humanidad.
El 4 de febrero de 1912, bien temprano, llevó a cabo su experimento, registrado por los dos cámaras que le acompañaron. Aquí abajo tenéis el vídeo. A mí, personalmente, me da la sensación de que, justo antes de saltar, el pobre se habría echado atrás si no se hubiera sentido obligado, llegado a ese punto, por el "honor".

jueves, 20 de enero de 2011

Entre monos y perros

Saludos de nuevo, compañeros. Han pasado muchos meses desde la última entrada que escribí, pero pronto volveré a hablaros de temas absurdos y/o curiosos que merezcan nuestra atención. De momento aún estoy muy liado en otros menesteres, pero, como anticipo, aquí os dejo el testimonio gráfico del equipo imparable que pueden formar un mono y un perro. ¡Hasta pronto (espero)!

martes, 25 de mayo de 2010

Escuadrón 731


Es muy conocida la figura del doctor alemán Josef Mengele, 'El Ángel de la Muerte', y sus terribles experimentos médicos llevados a cabo en Auschwitz. Pero, durante la Segunda Guerra Sino-Japonesa (1937-1945), los japoneses lo superaron en crueldad. En los campos de concentración nipones, los chinos fueron masacrados sin piedad y empleados como cobayas en innumerables experimentos.
El Ejército Imperial Japonés creó, oficialmente, el Laboratorio de Investigación y Prevención Epidémica (coloquialmente conocido como Escuadrón 731), que, simulando ser una instalación para la purificación de agua, se instaló al sur de la ciudad china de Harbin. En realidad, la persona al mando, el teniente general Shiro Ishii (a quien podéis ver en la foto de más abajo), doctor en medicina y microbiólogo, tenía la misión de experimentar con armas biológicas y químicas para lograr decisivos avances en estos campos. Como buen japonés, Ishii se aplicó en su trabajo con un ímpetu tal que decidió ampliar sus campos de estudio y analizar los límites de la resistencia humana...
Entre los experimentos que llevaron a cabo sobre prisioneros militares y civiles de la zona, fueron comunes las vivisecciones realizadas sin anestesia (puesto que su uso podía alterar los resultados de los experimentos y, al fin y al cabo, los prisioneros estaban atados) a hombres, mujeres e incluso bebés, a quienes se les extirpaba un órgano determinado para observar cuánto tardaban en morir sin él. También amputaban extremidades para estudiar la pérdida de sangre sufrida y, después, se volvían a unir al cuerpo, pero en el lado contrario, para ver qué pasaba. En algunos casos, congelaron brazos y piernas de un sujeto para luego descongelarlos y analizar el efecto de la gangrena si no recibía tratamiento alguno. A algunos prisioneros, les extirparon el estómago y les ligaron directamente el esófago a los intestinos, para ver qué tal les iba sin digerir los alimentos.
Más tarde, a los científicos japoneses se les ocurrió que podían probar los efectos de las armas convencionales sobre los chinos para intentar mejorar su eficacia. Así que ataron a cientos de chinos a postes y usaron sobre ellos lanzallamas y granadas, desde varias distancias y arrojadas con diferente ángulo de impacto.


En el campo de la guerra biológica, se dedicaron a inyectar diferentes patógenos a los prisioneros para averiguar la velocidad con la que sus defensas fallaban y a algunos los infestaban con pulgas para que criaran en sus cuerpos las suficientes para poder ser utilizadas en masa como arma. Pero pronto se dieron cuenta de que tenían un problema en la guerra biológica: ¿cómo saber qué tal se expandiría una epidemia fuera de un laboratorio, en el mundo real? Así que... exacto: el Escuadrón 731 llevó a cabo ataques biológicos sobre la población china de los alrededores, bombardeándolos con ropa infectada y provisiones contaminadas. Se calcula que 400.000 chinos murieron por las epidemias de cólera, ántrax y peste bubónica que causó el Escuadrón 731.
Entre tanto, dentro del laboratorio, los doctores colgaron a prisioneros cabeza abajo para ver cuánto tardaban en morir asfixiados; a otros les inyectaron aire en las arterias para cronometrar cuánto tardan en aparecer los síntomas de una embolia; a otros les inyectaron orina de caballo en los riñones; otros fueron situados en cámaras de vacío hasta que morían; otros, en máquinas centrifugadoras que los hacían dar vueltas hasta la muerte; a unos pocos les inyectaron agua de mar en las venas para ver si podía ser un sustituto de la solución salina... Cualquier cosa que se pudieran imaginar, cualquier pregunta médica que se plantearan la llevaban a cabo con los chinos.
Y aprendieron mucho. De hecho, aprendieron tantas cosas con sus salvajes experimentos que, cuando acabó la guerra, el general americano Douglas MacArthur, de forma secreta, concendió inmunidad a todos los doctores del Escuadrón 731 a cambio de los valiosos datos de sus investigaciones.

viernes, 21 de mayo de 2010

¡Alístate en el Ejército de Ucrania!

El Director de Comunicación de las Fuerzas Armadas de Ucrania estaba preocupado: necesitaban soldados, nuevos reclutas voluntariosos. Para ello, iba a lanzar una campaña publicitaria en la televisión, pero... ¿cómo convencer a los jóvenes varones de la nación para que se alistaran? Tras unos minutos de profunda reflexión, echó mano de sus recuerdos de juventud y dedujo las tres cosas que todo hombre anhela: trabajar con contrato, fardar de coche y ligar mogollón. El siguiente vídeo es el spot que emitieron. (Dedicado al público ucraniano de este blog. ¡Hola, Natalia!).

domingo, 2 de mayo de 2010

¡Qué bonito es Israel!

Hoy, Día de la Madre, la mía me ha pedido que actualice el blog, de modo que, como es domingo, día festivo y no me apetece darle a la tecla más de lo necesario, aquí os pongo el mejor videoclip de los últimos 70 años. Esta joya musical está interpretada por tres artistazos peruanos (Delfín hasta el Fin, Wendy Sulca y la Tigresa del Oriente) que comparten preocupación por la imagen que de Israel (¡qué bonito es!) tienen en Perú. Dedicado a mi hermano Jesús (que sé que le encanta) y a Mr. Zhukovsky (que sé que le encantará).

sábado, 17 de abril de 2010

El informático en la Edad Media

Cada vez que aparece en el mercado un nuevo sistema operativo, una versión mejorada de un determinado software o incluso un nuevo soporte, la inmensa mayoría de los usuarios nos volvemos monos intentando desentrañar y comprender su funcionamiento. Por fortuna, siempre hay un amigo informático que nos echa un cable. Y esto es así desde el comienzo de los tiempos. Aquí os adjunto un vídeo de la Edad Media que muestra su función en la época.

domingo, 11 de abril de 2010

La leyenda de Mike, el pollo sin cabeza


¿Puede un animal sobrevivir 18 meses sin cabeza? La respuesta es que sí. El 10 de septiembre de 1945, Mike, un valeroso pollo de Fruita, Colorado, sufrió una trágica agresión que le privó de su testa. Concretamente, Lloyd Olsen, su dueño, había decidido ventilárselo para la cena.
El Señor Olsen agarró el cuchillo, inmovilizó a Mike y, pretendiendo dejar la mayor parte de cuello posible (la parte del pollo que más le gustaba a su suegra), descargó un terrible tajo, seccionándole limpiamente la cabeza. Una vez decapitado, Mike aleteó dos veces y se fue tan tranquilo de vuelta a su corral.
Mr. Olsen había visto en otras ocasiones a pollos que se movían un rato tras perder la cabeza, aunque sospechó que algo raro pasaba cuando Mike intentó esconder su inexistente cabeza bajo un ala y comenzó a piar. Por supuesto, no logró emitir más que un ruido de gárgaras procedente de su esófago abierto, pero Mike sobrevivió no sólo aquella noche, sino toda una semana, alimentado mediante una pipeta.

Fascinado por esa maravilla de la biología, Mr. Olsen se lo llevó a la gran ciudad para que lo examinaran en la Universidad. Y allí dieron con la explicación: el golpe no había sido tan limpio como parecía, y no había seccionado la yugular. Además, Mike conservaba una pequeña parte de cerebro y un oído. Lo justo para vivir.
Mr. Olsen comenzó a cobrar entrada por enseñar a Mike, a razón de 25 centavos el vistazo. Y llegó a ganar 4.500 dólares de la época al mes. Por desgracia, Mike perdió la vida al atragantarse con un grano de maíz un año y medio más tarde. Pero en su ciudad aún celebran un día en su honor, como homenaje a sus ganas de vivir.

miércoles, 3 de marzo de 2010

La isla de las serpientes


Brasil. Estado de Sao Paulo. No muy lejos de la costa, una pequeña isla de apenas 3 kilómetros cuadrados y escarpado relieve permanece completamente desierta... ¿Desierta? No, porque en cada metro cuadrado de la isla conocida como Queimada Grande habitan 5 serpientes terriblemente venenosas. La golden lancehead es un ofidio en peligro de extinción que habita únicamente en esta isla y cuyo veneno tiene la divertida facultad de hacer que tu carne se pudra hasta los huesos. El ejército brasileño, con buena lógica, prohíbe el acceso a la ínsula porque cada visita humana se convierte en tragedia. La única estructura construida en la isla es un faro. ¿Quién lo hacía funcionar? Un farero, que vivía allí con su familia. ¿Qué pasó con el farero y su familia? Que una noche las serpientes asaltaron su casa y se los comieron a todos.
Un pescador que osó acercarse demasiado con su bote a la orilla de Queimada Grande sufrió idéntica suerte: sólo encontraron un esqueleto y restos de sangre en su barca.
Y seguramente te preguntarás: "¿Cómo es posible que sobrevivan tantas serpientes de la misma especie en una isla sólo habitada por ellas? ¿Acaso se comen unas a otras?". Pues no: lo que pasa es que tienen un metabolismo extraordinariamente lento y les basta con comer una o dos veces al año. Y tienen la suerte de que su isla se encuentra en plena ruta de retorno de las aves migratorias que, ignorantes del peligro que las acecha, se detienen a descansar un ratito en la isla. En cuanto posan una pata, están muertas.

lunes, 22 de febrero de 2010

La cartera del mono


Un buen amigo –a quien para mantener en el anonimato llamaré 'El Tony'– me contó hace unos días la historia de un experimento que pone de manifiesto, una vez más, la superioridad del mono sobre el hombre en ciertos aspectos intelectuales.
Hace unos años, en Wall Street se les ocurrió la idea de que un mono bien podría sustituir a los brokers y llevar a cabo sus tareas con mayor éxito. Así, cogieron a un chimpancé no especialmente brillante, le entregaron unos dardos y lo situaron frente a una pared en la que estaban colgadas las páginas de valores del 'Wall Street Journal'. El chimpancé dio un par de volteretas, bostezó, se rascó un sobaco y, finalmente, lanzó los dardos. Los analistas formaron una cartera con los valores sobre los que habían caído y se comparó su evolución con la de carteras creadas por prestigiosos expertos bursátiles. Por supuesto, la cartera del mono superó con creces la rentabilidad de las demás. Concretamente, el chimpancé obtuvo un 85% más de beneficio que la media de los índices bursátiles americanos durante aquel año. ¿El comportamiento de los mercados es completamente aleatorio? ¿O el mono era más listo de lo que todos imaginaban y tenía muy buena puntería? A mí me gusta quedarme con la segunda opción.

martes, 19 de enero de 2010

Discordianismo


A finales de los años 50, en California, un mono se les apareció a Omar Ravenhurst y Malaclypse el Joven mientras bebían café en una bolera. El chimpancé les reveló el secreto que desmontaba todas las religiones, y así nació el Discordianismo.
La realidad es puro caos y el orden es puramente aparente, creado únicamente por la actividad de la mente, que tiende a clasificar las experiencias en esquemas ordenados.
El hombre tiene una serie de sensores (vista, oído, gusto, olfato y tacto) que le proporcionan una serie de datos desestructurados (sensaciones); es decir, percibe el caos a su alrededor. Luego, para que el hombre pueda interactuar con su entorno, necesita ordenar esos datos e interpretarlos, para así poder determinar los comportamientos que debe tener en presencia de dicha información. Esto lo logra mediante una serie de conceptos que él mismo irá modificando según sus experiencias. Es decir, que necesitamos conceptos (como, por ejemplo, "balón de fútbol") para interpretar nuestras percepciones de datos caóticos (como, por ejemplo, ver un objeto esférico blanco con un mosaico de formas pentagonales en su superficie). Las filosofías occidentales buscan "la verdad" a base del contraste y perfeccionamiento de estos conceptos artificiales creados por el hombre para ordenar el caos real que le rodea.
¡El orden y el desorden no son sino conceptos artificiales creados por nosotros mismos, pero necesarios para saber cómo debemos actuar, para provocar un comportamiento determinado! Por ello, hablar de una verdad objetiva, ajena al ser humano y su percepción subjetiva, carece de significado. Dicho más claramente: si es imposible interpretar la "realidad" (que no es sino el caos de sensaciones que percibimos) de una forma objetiva, esa "realidad" se convierte en una farsa. ¿Por qué no crear y usar el concepto que más nos guste sin olvidar que sólo es un concepto?


Las religiones, como cúmulo de creencias y normas basadas en conceptos creados por unos cuantos y transmitidos a otros por cercanía física, cultural o social, son, según el Discordianismo, pequeñas farsas... no por ello malas, en absoluto. Lo que propone el Discordianismo es sencillo y divertido: ¿por qué no vivir la "realidad" que más nos apetezca, practicar la religión que más nos atraiga, sin olvidar nunca que es una alegre pantomima y, por tanto, sin tomarnos la vida más en serio de lo que se toma ella a sí misma y sin pretender destruir a los que no piensan como nosotros? Un discordiano siempre está preparado para ponerse en contra de sus propios argumentos, porque sabe que no son reales y porque así es más divertido (o no).
Tras estas ideas reveladas por el mono, Malaclypse el Joven decidió escribirle un telegrama al dios Jehová Yahweh, despidiéndole por su incompetencia y pidiéndole amablemente que no le usase como referencia para buscar un nuevo puesto de trabajo.

jueves, 14 de enero de 2010

Turkmenbashi, el ególatra que soñaba con palacios de hielo en el desierto


Han pasado ya tres años desde que falleciera Saparmurat Niyazov, dictador de facto (aunque su cargo era el de Presidente) durante más de dos décadas de Turkmenistán. Era un personaje muy peculiar. Y estaba bastante zumbado.
Criado en un orfanato tras perder a toda su familia en un terremoto, Niyazov lideró el Partido Comunista en Turkmenistán y, cuando en 1991 la nación se independizó de Rusia, él se proclamó Presidente de la República de forma vitalicia.
Al parecer, tenía fijación con "la identidad cultural perdida" del pueblo turcomano tras tantos años de dominio soviético, así que se autonombró Turkmenbashi ("líder de todos los turcomanos") y se lanzó a promulgar leyes para defender lo que él consideraba la auténtica cultura de su pueblo. Dicha fijación, unida a su excentricidad y megalomanía, le llevó a dictar una serie de leyes absurdas que ni Woody Allen habría sido capaz de imaginar: clausuró la ópera, el ballet y el circo; prohibió hacer playback en los conciertos, en la televisión y en las bodas; prohibió encender la radio en los automóviles; prohibió que los jóvenes llevasen barba o pelo largo; cambió de nombre el mes de enero y el de abril, que pasaron a llamarse Turkmenbashi (en honor a sí mismo) y Gurbansoltan (el nombre de su difunta madre); estableció como Fiesta Nacional el 19 de febrero (su cumple); decretó la existencia de un nuevo ciclo vital, según el cual la infancia terminaba a los 13 años, la adolescencia a los 25, la edad adulta a los 49, la fase profética a los 61, la fase inspiradora a los 73 y la vejez no comenzaba hasta los 85 años; suprimió el juramento hipocrático de los médicos y lo cambió por un juramento a él; prohibió las fundas dentales de oro porque quedaban muy feas; cerró todos los hospitales excepto el de la capital porque quería que los enfermos se acercasen a él; declaró fuera de la ley las enfermedades infecciosas, entre ellas el cólera y el sida; ordenó construir numerosas estatuas de sí mismo hechas de oro y de ¡trozos de meteorito! por todo el país (había una en medio del desierto, incluso; él estaba en contra de verse en todas partes... "Pero es lo que la gente quiere", dijo), algunas de las cuales giraban según la posición del sol para que ninguna sombra cayese nunca sobre su rostro...


Además, escribió el 'Rujnama' o 'Libro del Alma', una obra político-religiosa que estableció como obligatoria en la educación. Para acceder a la secundaria, un ciudadano debía sabérselo de memoria, al igual que para ser funcionario (y el 99% de la oferta laboral consistía en puestos de funcionariado). "Aquel que lea tres veces el 'Rujnama' encontrará riqueza espiritual, se volverá más inteligente, reconocerá la existencia divina e irá directamente al paraíso", dijo Niyazov sobre su obra.
Su jeto aparecía en los billetes, en las alfombras, en las fachadas, en los cuadernos escolares y en millares de cuadros. Su nombre, en aeropuertos, escuelas, universidades, hospitales (antes de que los chapara), carreteras, títulos universitarios...


Una de sus últimas ideas descabelladas fue la de construir un inmenso palacio de hielo en el desierto para practicar deportes de invierno... y ahora resulta que de su sucesor, Kurbanguly Berdymukhamedov (en la foto de abajo), se sospecha que es hijo ilegítimo de Niyazov por su gran parecido físico con el ex dirigente. ¡Pobrecicos turcomanos!

domingo, 27 de diciembre de 2009

La leyenda de los osos panda


Hace poco escribí sobre el tema de la trepanación en una entrada que incluía un curioso y truculento vídeo de dicha operación practicada rústicamente por una tribu africana. Como compensación para aquellos lectores que se sintieron sobrecogidos por la crueldad descarnada de dichas imágenes, hoy adjunto un tierno vídeo que me hace reír por más veces que lo vea...
¿Alguna vez os habéis preguntado por qué los osos panda tienen ese pelaje tan característico? La leyenda cuenta que un día un oso panda fue atacado por un tigre. Una niña trató de defenderlo y el tigre se la comió. Cuando los pandas, que en ese tiempo eran todos blancos, se enteraron de la historia, se entristecieron mucho, y se pusieron ceniza en las patas en señal de luto. Cuando se abrazaban se pintaban el lomo de negro y, cuando se secaban las lágrimas, se pintaban la cara y las orejas. Por eso ahora los pandas son bicolores, en memoria de aquella valerosa niña.

viernes, 18 de diciembre de 2009

El Turco, el autómata que derrotó a Napoleón y Benjamin Franklin


En la década de 1780, un maniquí ataviado con ropajes otomanos causó sensación entre las cortes reales de toda Europa. ¡El muñeco, capaz de pensar por sí solo, derrotaba a jugadores de ajedrez de reputación internacional! El propietario y creador de semejante prodigio, Wolfgang von Kempelen, lo llevó de gira por todo el continente, realizando siempre la misma exhibición: primero abría los paneles de la mesa sobre la que se asentaba el maniquí, mostrando al público asistente el complejo mecanismo de relojería que daba vida a 'El Turco', como fue bautizado el autómata. A continuación, el maniquí jugaba contra cualquiera que osase desafiarle y, casi siempre, ganaba. Muchos científicos de la época estudiaron el caso buscando una explicación, pero el único truco que se les ocurría era que un niño o un enano se encontrase oculto entre los engranajes de relojería y accionase de algún modo el maniquí, pero no parecía factible, puesto que Kempelen siempre enseñaba los engranajes antes de las partidas y, además, el espacio era mínimo.
Durante una exhibición en París, Benjamin Franklin disputó una partida contra 'El Turco' y, como tantos otros, fue apalizado por el muñeco.


En 1809, en la localidad de Schönbrunn, durante la campaña de Wagram, 'El Turco' derrotó al gran estratega de la época, Napoleón Bonaparte, que, la verdad sea dicha, tampoco es que jugase demasiado bien al ajedrez a juzgar por su apertura, directa a la búsqueda del mate pastor. Tras rechazar el burdo ataque del azote de Europa, 'El Turco' le hizo morder el polvo en 24 movimientos.


El secreto del asombroso ingenio perduró a través de las décadas, aunque cambió de propietario varias veces y llegó a hacer una gira americana. Finalmente, en 1854, a los 85 años de edad, 'El Turco' feneció, destruido en un incendio... Y el hijo de su último propietario desveló el gran misterio: los mecanismos de relojería y un cajón de la cabina no se extendían hasta la parte posterior, donde se encontraba un tablero de ajedrez secundario, que una persona escondida empleaba para seguir el juego. El fondo del tablero principal tenía un resorte bajo cada escaque y cada pieza contenía un imán. Este intrincado sistema permitía al operador oculto saber qué pieza había sido movida y adónde. El operador hacía su movimiento mediante un mecanismo que podía encajarse en el tablero secundario, indicando al maniquí dónde mover. Ni que decir tiene que la persona oculta era un gran maestro de ajedrez y, durante su larga trayectoria, fueron 15 los genios ajedrecísticos que se llegaron a ocultar en su interior.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Trepanación


La trepanación ya se practicaba en el Neolítico y fue bastante común en el Antiguo Egipto (hubo una época en la que todos los faraones eran trepanados antes de morir para que su alma abandonara mejor su cuerpo), en la antigua Grecia y entre algunas tribus indias de Perú. Supuestamente, servía para curar enfermedades mentales. Hoy en día, sólo se utiliza en la neurocirugía para acceder al cerebro. Pero... ¿podría ser cierto que hacerse un agujero en el colodrillo otorga poderes sensoriales sobrenaturales? Algunos chamanes centroamericanos consentían en ser trepanados para que alguien pudiese soplarles por el agujero y así, gracias a ese aporte extra de oxígeno en el cerebro, poder pensar con una rapidez y claridad extraordinarias. Otra teoría, más popular, sostiene que la trepanación proporciona una mayor irrigación sanguínea en la zona de la cabeza en la que se localiza el orificio y, de ese modo, los sentidos se agudizan, lo que proporciona unas habilidades muy útiles en entornos de naturaleza hostil.
Quien tenga el estómago duro, que vea el siguiente vídeo: la trepanación es habitual entre los habitantes de esta aldea africana, quienes, tras la intervención, han de portar sombrero de por vida para ocultar el estropicio...

lunes, 23 de noviembre de 2009

"Eres más tonto que Menelik"


Menelik II fue el emperador de Etiopía entre 1889 y 1913 y demostró una curiosidad tremenda por los avances científicos, consciente de que en ellos radicaba el futuro, la prosperidad y el desarrollo. Por desgracia, la ciencia casi siempre superó sus entendederas y pasó a la historia por sus muchas meteduras de pata, lo que a la larga sirvió de base para que se acuñara la popular frase: "Eres más tonto que Menelik".
El bueno de Menelik ya había demostrado sus pocas luces cuando firmó un tratado con Italia escrito en... italiano, lengua que no entendía. Sin él saberlo, con su rúbrica convertía a Etiopía en protectorado italiano. Cuando se enteró del engaño, se negó a aceptarlo y, por fortuna para él, derrotó a las tropas transalpinas que intentaron invadir Etiopía como respuesta.
Menelik hizo muchas cosas buenas por su país: intentó abolir la esclavitud, acabó con el feudalismo y los privilegios de la nobleza, modernizó el Ejército, la economía y la sociedad y, en general, intentó crear un Estado moderno. Y, como parte de ese plan, comenzó a adquirir inventos.
Un día quedó fascinado por un nuevo ingenio que se había presentado en EE.UU. para ejecutar prisioneros y decidió encargar tres de aquellas maravillosas sillas eléctricas. Sillas que jamás pudieron ser usadas en Etiopía, pues el país carecía de la potencia eléctrica necesaria para hacerlas funcionar. Ni corto ni perezoso, Menelik las usó como tronos.


El día que recibió unos aparatos de teléfono, instaló uno en casa de su tesorero y otro en su propio palacio. Pero, cuando telefoneó al contable, éste recibió una descarga eléctrica (tenían electricidad en el país, pero muy poquita) por parte de un mal empalme realizado en el aparato y los sacerdotes quemaron ipso facto el teléfono por considerarlo obra del Diablo. Menelik aprendió la lección de la pérdida de su juguete y, cuando se compró un proyector de cine, mostró a los clérigos una película de Jesús caminando sobre las aguas para que no lo pudieran asociar con nada maligno ni osaran quemárselo o algo por el estilo.
Pese a su afán de modernización, Menelik alimentó su propia leyenda bufa cuando, ya mayor y muy enfermo, falleció de una apoplejía en Addis Abeba (ciudad que fundó él, por cierto) mientras se intentaba comer enterito el 'Libro de los Reyes' de la Biblia, convencido de que sanaría si engullía páginas de texto sagrado.

viernes, 20 de noviembre de 2009

El auténtico hombre lobo


Shaun Ellis es un investigador de la vida silvestre. Se especializa en lobos y, un buen día, tras escuchar que la tribu india de los Nez Percé (del francés "nariz agujereada") logra "comunicarse" con los animales salvajes, se marcha a los bosques de Idaho con una idea: convivir con los lobos hasta convertirse en el intérprete que comunique su mundo con el de los humanos.
Shaun sabe que no puede incorporarse a una manada hasta que alguno de sus miembros haya muerto, de modo que se dedica a vivir en los límites del territorio de una jauría, como un lobo solitario, durante varios meses. Una noche escucha tristes aullidos: un miembro de la manada ha fallecido al fin. Decide aprovechar el momento y se interna en el territorio del clan de lobos que, como sabe, están buscando un nuevo miembro para mantener su número de miembros, como si de la Real Academia de la Lengua se tratase. Aguanta unos cuantos mordiscos de presentación tras las rodillas: si corre o lucha, no lo aceptarán. Por suerte para él, el lobo fenecido era un miembro de poca importancia, lo que le facilita la integración al no interferir en la jerarquía. Hay un lobo Alfa (el más inteligente, al que los demás deben proteger), un lobo Beta (el más fuerte), un Difusor (que ayuda a aliviar las tensiones entre los miembros de la manada), un Cuidador (que se encarga de vigilar a las crías)... Le toca el puesto de Cuidador.


Al principio, tiene que comer de la misma carne regurgitada que le traen los lobos adultos para alimentar a las crías. Más tarde, comparte con ellos la carne fresca de los ciervos recién abatidos, arrancándola del cadáver con su boca, como todos los demás. Arrodillado junto al ciervo, tiene 20 cm de espacio para morder, con sendos lobos a los lados soltando dentelladas a su vez. En cada ocasión que invade la zona de ciervo de otro lobo, éste le muerde en la cara como advertencia. A veces se desmaya por los mordiscos.


Aprende a aullar. Aprende también, enseñado por el lobo Alfa, a colocar objetos en los cercados electrificados para que éstos se cortocircuiten y así poder cruzarlos para atacar al ganado.
Y pasan dos años y medio.
Un día, ve su reflejo en el agua, no se reconoce y decide volver a la civilización. Pero no se adapta: sus relaciones sociales fracasan, su novia lo abandona... Decide regresar a su trabajo, a convivir con los lobos, una vida que considera mucho más sencilla y satisfactoria que la humana. ¿Está loco o es un iluminado? ¿Es una sabia decisión renunciar a la propia naturaleza? ¿Dejar de ser humano para convertirse en lobo? ¿Qué haríais vosotros en su lugar?

viernes, 6 de noviembre de 2009

Goiânia


Hace 21 años, en la calle 6 de la localidad brasileña de Goiânia, existía un pequeño depósito de chatarra al que fue a parar una máquina desechada de un instituto de radioterapia. En su interior, el dueño del depósito encontró un cilindro metálico que no dudó en abrir a mazazos. ¡En el cilindro había un polvo de un hipnótico color azul brillante! Era tan hermoso... Y si estaba tan bien guardado, sin duda ese polvo debía de ser valioso...
El chatarrero se llevó el cilindro a su casa y reunió a su familia para mostrarles su hallazgo. ¡Qué bonito polvo azul! ¡Brillaba en la oscuridad! Las mujeres y las niñas se lo pusieron sobre la cara a modo de maquillaje. La hija del chatarrero probó a echarlo sobre un poco de pan y comerlo como si fuera mantequilla. No sabían para qué servía, pero sentían que debían compartirlo generosamente con sus vecinos. De modo que lo repartieron por el vecindario.
Cesio viene del latín y significa "cielo azul". Y aquel brillante polvo azul no era sino Cesio-137, un isótopo radiactivo soluble en agua que es terriblemente tóxico aun en cantidades ínfimas. Una vez se libera en el medio ambiente, permanece presente durante muchos años y puede causar cáncer hasta 30 años después de entrar en contacto con él.
Una semana después del hallazgo del chatarrero, su mujer, alertada por la repentina enfermedad que sufrían sus vecinos y amigos, visitó al médico, y éste diagnosticó intoxicación aguda por radiación ionizante. Todas las casas del barrio fueron demolidas y todas las mascotas fueron sacrificadas. En total, 60 personas murieron, entre ellas los policías y bomberos que se encargaron de la limpieza, pues no tenían ninguna formación y carecían de la protección adecuada.


La contaminación se extendió en un radio de 80 kilómetros, 628 personas resultaron contaminadas y más de 6.000 estuvieron expuestas.
Hoy, con dos décadas de perspectiva, puede parecernos un desastre típico de los 80, en el que coincidieron fatalmente el descuido en la gestión de los residuos radiactivos y la incultura de quienes hallaron aquel cilindro. Pero... ¿qué impide que una tragedia similar pueda volver a acaecer nuevamente en otro entorno urbano? Sin ir más lejos, en Cádiz, en 1998, una fuente de Cesio-137 se fundió y el accidente no fue detectado en los pórticos de medición de radioactividad. Por no hablar de la ex Unión Soviética, con muchas fuentes de Cesio-137 dispersadas sin control en los años 90 por todo su territorio. A todo el mundo le aterra la posibilidad de un nuevo Chernóbil. Esperemos que un incidente como el de Goiânia, alejado de las centrales nucleares, tampoco vuelva a golpearnos.

martes, 27 de octubre de 2009

Túpac Amaru II y la leyenda del Inkarri


En el año 1780, allá por el Perú, José Gabriel Condorcanqui Noguera, cacique de sangre inca más conocido como Túpac Amaru II, inició y lideró un movimiento militar indigenista contra la dominación española. Fue el primer revolucionario que exigió la libertad de América entera, así como el primero en decretar la libertad de los esclavos negros.
Pero fracasó en la lucha armada.
Y las consecuencias para su gente fueron muy duras: las autoridades españolas borraron del mapa a toda la clase indígena noble y multiplicaron su represión contra todo lo andino, acojonados ante la posibilidad de que otro caudillo ocupase su lugar.
Pero quien se llevó la peor parte fue el propio Túpac Amaru II: apresado en 1781, el 18 de mayo de ese año fue ajusticiado en la Plaza de Armas del Cusco. Primero, le obligaron a presenciar la ejecución de sus amigos, de sus aliados y de toda su familia, incluyendo a su esposa y sus dos hijos. Luego le cortaron la lengua. Y a continuación intentaron descuartizarlo, tirando de sus extremidades con caballos. Pero no lo lograron: al parecer, por su constitución física, científicos actuales creen que era imposible despedazarlo de esa forma (aunque aseguran que se le dislocaron brazos, piernas y pelvis). Al final, los verdugos optaron por la vía sencilla: decapitarlo para luego despedazarlo y repartir los trozos de su cuerpo por todo el país.


Y aquí entra la leyenda del Inkarri. Se trata de una leyenda oral andina que se remonta al siglo XVIII (exacto, el del malogrado Túpac Amaru II) y que no se ha recogido por escrito hasta el año 1955. Es decir, una leyenda que ha circulado durante dos siglos de boca a oreja entre generaciones y generaciones de indígenas peruanos. Pues bien, la leyenda habla del "Inkarri" (contracción de los términos "inca" y "rey"), que fue engañado y apresado por el "Españarri" (suena a euskera, sí, pero no tiene nada que ver: significa "el Rey de España"). Españarri martirizó y ejecutó a Inkarri y dispersó sus miembros por todo el Imperio Inca y enterró su cabeza en el Cusco. Sin embargo... ¡esa cabeza aún está viva y el cuerpo de Inkarri se está regenerando en secreto! Cuando el cuerpo vuelva a estar completo, Inkarri volverá, derrotará a los españoles (hoy en día, como no se quiera cargar a nuestro embajador...) y restaurará el Tawantinsuyo (el Imperio Inca, vamos). Otras versiones dicen que con su regreso llegará el fin del mundo. En cualquier caso, mucho ojo al retrato de Túpac y, si le veis, españoles que estéis leyendo esto... ¡CORRED!

viernes, 2 de octubre de 2009

Pánico bancario


Hablando con unos compañeros de trabajo sobre la crisis económica, me he dado cuenta de que mucha gente no comprende cómo es posible que quiebre un banco. En realidad, es mucho más fácil de lo que parece...
En lo que llevamos de año, 95 bancos ya han dicho: "Disculpe, que yo me bajo aquí". Y eso es debido a que la mayoría de entidades financieras sólo cuentan con unas reservas de dinero real equivalentes a un 9 ó 10% del dinero-deuda que prestan. Y es que, a diferencia de lo que piensan muchos ciudadanos, los bancos centrales no son los únicos que "crean" el dinero.
Explicado en plan simple: tú eres un ciudadano y yo soy un banco; tú me das a mí tu nómina para que te la guarde (pongamos que es de sólo 1 euro, lo siento); a continuación, diez personas vienen a pedirme que les preste 1 euro y yo tecleo en un ordenador que se lo concedo a todos, es decir, que a todos les presto tu euro. ¡Tachán! ¡Ya he multiplicado por 10 tu dinero! ¡He creado 9 euros de la nada, que baje Jesucristo para que aprenda! Y lo he podido hacer porque la Ley me obliga a tener tan sólo un 10% (aprox.) de dinero real que respalde las deudas que contraiga. Esto es así para que el dinero necesario circule con fluidez y la actividad económica se desarrolle sin trabas, lo que redunda en beneficio de todos, sin duda.
Pero ahora te preguntarás: "¿Y qué pasa si tú, que eres un banco, le prestas 10 euros a otro banco a partir de mi euro y ese otro banco le presta 100 euros a otro usando tus 10 como garantía y, a continuación, ese tercer banco le presta 1.000 euros a otro?". Pues que 1.000 eurazos de dinero deuda estarán cambiando de ordenador en ordenador, multiplicándose, con sólo 1 euro de dinero real como sostén. Y no tiene por qué pasar nada... Llevamos muchos años funcionando así, creciendo y creciendo. Hasta que la economía deja de crecer. Y entonces lo que crece es el pánico bancario. Porque si todos aquellos que han depositado su dinero en un banco deciden retirarlo de golpe... ¿a cuántos podrá devolver el banco su dinero? Exacto: al 10%. Esto no quiere decir que el banco no tenga el 90% restante del valor adeudado, por supuesto: estará en activos como bonos, acciones, créditos... pero la liquidez inmediata del banco sólo podría hacer frente al 10%. Es decir, que tendría que declararse en quiebra bancaria e intentar liquidar todos sus activos para pagar. Los Gobiernos y bancos centrales suelen intervenir cuando ven que le va a pasar eso a un banco e intentan rescatarlo, ya que la quiebra de un banco afecta siempre a los demás en un efecto dominó muy chungo.
En resumen: todos aquellos que les tengan manía a los bancos, que se pongan de acuerdo para ir el mismo día a retirar sus fondos. El resultado sería... cómo describirlo... Bueno, mejor pregúntaselo al argentino más cercano.